RESEÑAS
¡¡¡Balas que pican cerca!!!

Pasó casi un año desde aquel fin de semana en que los TIROS llenaron dos fechas en La Castoreña, llegando a las 300 personas. La cosa cambió bastante en estos meses, ya que la banda uruguaya cruzó el charco con frecuencia y fue ampliando de a poco su convocatoria.
Día clave fue para la banda y la relación con el público local, cuando PABLO, el peladito cantante, apareció sobre el escenario de sus compadres de LA VELA PUERCA ante un Luna Park que desbordaba, y pudo dar a conocer esa furia que lleva en la garganta y en cada centímetro de su existencia.
Las remeras de los puercos y las mochilas con el chanchito fumón se multiplicaban en el joven público, y tímidamente también se podía leer “NTVG”(NO TE VA GUSTAR) en distintos pechos. La hermandad celeste está aceitada cada vez mejor y da sus frutos.
De principio a fin y por más de dos horas, ONCE TIROS mostró rock, ska, punk y algún que otro bolero, impregnado con arena de Punta del Diablo, y el mar que alcanza esas costas, donde hay sobredosis de candombe y carnaval.
”Televicio”, “Drogado”, “Pal charco” y el despiole tomaba color. Las rodillas no paraban de agitarse, las letras eran muy coreadas, y los solos de BRUNO ANDDREU alentaban al pogo desenfrenado.
El enano peladito del que les hablé no paró de moverse un segundo: se agachó, gesticuló, bailó, se desesperó, agitó, se rió, puso los ojos de huevo (Sic El Chavo a Quico) y despertó aplausos y admiración.
Las letras son todas de él, y repasan la realidad de todos los días -desde la personal hasta lo social- con un acento marcado en describir los dolores sociales como el hambre, la miseria o los jaques asesinos de los militares.
Repasaron sus dos placas –“Parvadomus” y “Glamour y violencia”– de punta a punta, agregando algunos temas nuevos y una genial versión de “Peter Gunn” de HENRY MANCINI (tema de La Pantera Rosa), sumando la interpretación en francés del famoso que-que-que del genial Negro OLMEDO.
Luego de que un grupito coree que son argentinos y uruguayos pero chilenos no, surgieron algunos entredichos y otros presentes los hicieron sentir desubicados finalizando el mismo cantito con “pero racistas no”.
El mejor disparo de la noche, una vez más, fue en esa descarga contra los palos de la represión institucional llamada “Lacanao”, donde apuntan: “juegan con la justicia haciendo racia por simple gracia, es un deporte precioso: al calabozo!”, y las mil almas corolaron con el salto clásico anti-botón.
Para el final quedarían dos clásicos: “Maldición”, en el que la gente tomó la voz hasta la explosión de la guitarra, y “Lo más valioso”, un reconocimiento a los incondicionales de la banda, y en este caso al incipiente público argentino.
De la mano de grandes letras, una música agresiva y pegadiza, y con cada vez más fechas en territorio argento, ONCE TIROS crece de este lado del río y resulta saludable que recibir esta balacera de furia ska se torne costumbre.
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