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El ruido de nuestro mundo
Vetamadre empezó los festejos por sus 15 años de carrera, el jueves por la noche en Niceto Club.
El caso de Vetamadre siempre fue curioso dentro del rock nacional. Una banda anónima, casi una cofradía, que no está en la boca del público masivo, pero sí en el inconsciente colectivo. Un sonido y una voz que todos saben reconocer como familiar, pero nadie sabe de dónde viene. Y quince años de carrera no son para ignorar en una banda así.
A las 22:30 se abre el telón y Vetamadre arranca con «Mar» mientras la pantalla de fondo proyecta imágenes alusivas. La música del combo va variando entre lo accesible y lo complejo. Tienen el espíritu de la canción en el sentido más puro, pero nunca siendo obvios. No son composiciones de tres acordes para que las chicas canten; bien podrían serlo. Pero no, la banda elije lograr un viaje entre palabras, imagen y sonido. Julio Breshnev tiene la doble tarea de ser el guitarrista rítmico y el líder al mismo tiempo, y en vez de jugar a ser el héroe de la guitarra que podría ser, su trabajo va en pos de la canción, pensando qué es lo que necesita en cada momento.
Mientras en otra banda de un estilo similar, el bajo seria un mero acompañamiento, acá el instrumento de «Coca» Monte tiene un protagonismo y una claridad pocas veces vista. Lo mismo para Federico Colella en la batería y Martin Dejean, donde si bien cada uno va por su lado, hay cohesión en lo que hacen. Y suenan a muchas cosas y a la vez no suenan a nada. ¿A quién se le ocurriría pegar un tema como «Liberenme» con «Lullaby», de The Cure?
La lista tal vez complace a los fans de siempre que esperan los otros temas, aunque los que más ruido hacen son esos hits que nunca fueron como «Ser Humano» o «No me ves», esas canciones que mas allá de gustos no se explica muy bien cómo no han logrado una trascendencia mayor, lo que hace pensar lo mismo de Vetamadre: ¿qué fue lo que hizo que la banda nunca explotara realmente? La edad de los integrantes, la propuesta, la estética, la postura, el no engancharse en nada, el seguir su rumbo. Realmente no hay respuesta. Y no creo que a esta altura ellos se lo planteen. Por eso pueden dejar afuera temas con el mismo destino como «Rara puerta», «Ya fue» o «Veta madre».
No hay respuestas, pero algunos indicios nos acercan. El show termina con ese primer tema, el que daba nombre al primer disco, «Ruido del mundo», ese que reza «si no me entiendes, no me entiendes. Por encima de la confusión, a través del ruido del mundo, ¿no estás oyéndome?». Y básicamente ahí está todo. Por suerte hay gente que los entendió y a juzgar por estos 15 años, ni la banda ni el público necesitan al resto.
*Fotos por Fernando Fernández
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