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Cazar el futuro

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El jueves en Groove, Demon Hunter debutó en nuestro país con un intenso pero breve show. Sonaron varios canciones del último álbum “True defiance” junto a viejas y queridas melodías.

La banda de Seattle, que nos visitaba por primera vez, comenzó en el 2000 y se la puede enmarcar dentro del metalcore, del groove metal o del metal alternativo. Su carrera tuvo mayor vuelo a partir del cuarto disco «45 days» (2008), y que con el sexto y último «True defiance» (2012) lo pudieron elevar gracias a una placa variada y atractiva. Ahora estaba la posibilidad de evaluarlos cara a cara.

Raíces cristianas

Para ir calentando el ambiente cuatro bandas locales apoyaron en la antesala. Primero subió Necrológica, un dúo de bajo y batería que causó rareza por su experimentación. Luego apareció el ñu metal de Siega con sus versiones de System of a Down y Carajo. Los cristianos de Blaze dieron a conocer su hard rock en melodías como «Desierto» y «Libertad». El cierre quedó a cargo de los experimentados Boanerges, quienes desplegaron de gran forma su heavy power. «Date otra oportunidad» y «Poder soberano», algunas de las canciones festejadas por los fanáticos.

Previo a la salida de la banda, el local de Palermo estaba ocupado en un 20%, dando un panorama bastante desolador. Se sabía que los Demon Hunter no eran muy populares por aquí, por eso hubiera sido más conveniente un lugar más pequeño o quizás haberlos protegido por un conjunto de mayor trascendencia. De todos modos, el grupo salió con una energía tremenda.

El sonido era tan agresivo que las guitarras saturaban demasiado, perdiendo así claridad en los estribillos gancheros. La inicial y poderosa “Someone to hate”, perteneciente a su sexto disco “True defiance” (2012), lo sufrió en gran medida. Tampoco hubo una gran mejoría en las siguientes, “Undying” y “World is a thorn”.

Al quinteto de barbas largas se los notó demoledor y con mucha personalidad. El vocalista Ryan Clark pasaba del gruñido a las voces poperas en segundos sin perder naturalidad. Recién cuando pudieron emparejar el audio, su voz tuvo aún más brillo. Las influencias son bien variadas, donde se pudieron escuchar cosas de Depeche Mode en «Heartstrings» o de Alice in Chains en «We don’t care».

La lista de canciones se centró en los tres discos más recientes, que son sin dudas los de mayor repercusión y talento. El público, que se mostró efusivo a lo largo del set, dio el visto bueno por la elección. Si bien las nuevas melodías como «God forsaken» generaron mayor coreo, las antiguas tampoco se quedaron atrás. Su temática cristiana está introducida en varias de sus melodías, por eso atraen a jóvenes que se sienten representados.

En las dos últimas composiciones mostraron parte de esa pluralidad. El grunge de Seatlle apareció en la sentida «Carry me down» y luego en la extrema «Storm the gates of hell»Después de casi una hora intensa de show dejaron el escenario con la expectativa de un regreso. Los presentes pidieron durante varios minutos el clásico bis, el cual nunca llegaría. Esto causó malestar en varios, en especial por no regalarles la pedida “Infected”.

Los Demon Hunter demostraron ser una banda interesante y con cosas para decir. Tienen un directo poderoso que en un contexto más adecuado otro hubiera sido el resultado. No serán la agrupación del futuro, pero tienen condimentos para sobresalir.

*Fotos por Fernando Fernández

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Redacción ElAcople.com

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