RESEÑAS

Domingo de paseo en Coche Fúnebre

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A vos, que sos tan vivillo, que te gustan tus pelitos parados con gel VO5 y tu cinto de doble fila de tachas made in Bond Street. A vos, que te tocás pensando en pendejitas alternas que viste en la puerta de “Alternativa” haciéndote el más punk de la cuadra. Creo que tengo que contarte algo acerca COCHE FUNEBRE, de LOTUS y de MOTOSIERRA.

Empezó LOTUS. Fue en el Club del Arte el domingo pasado. Hacía mucho calor y LOTUS sudaba sus canciones. La letra de los temas no se entiende, el sonido no es lo mejor, pero la banda está buena. Así, de una, se te revientan los tímpanos, no entendés nada y la banda está buena. Hay algo bastante salvaje y dejado en los dos violeros, que se retuercen en cueros tirando riffs poderosos y medio podridos.

Los salvajes de LOTUS terminan y dejan el lugar a esa cosa que es COCHE FUNEBRE. Una pequeña escaramuza con los encargados del lugar termina cuando arreglan que van a tocar no sé cuántos temas. El bajista da un poco de escozor con su mirada psicópata y rancia, pero peor es el pelado de la viola: ese pibe no está bien y seguramente está tramando algo.

Arrancan con un tema que ya escuché de ellos. Son rotos, sucios y maniáticos: Asesinos, diría DIEGO (bajo). Hay algo de BOUNCING SOULS en la voz del chabón de jopo y guantes MISFITS que canta mientras salta, pelea con el pelado de la viola y se sube al bombo de la bata. Al tercer tema ya hay un intento de mosh en el cuartito de 5 por 5 donde están tocando. La banda entusiasma.

Para la mitad de su parte, COCHE está desfigurado. Ellos no quieren el caos, SON el caos (ese es su fuerte). Violero y cantante dejan sus remeras a un lado y se resbalan de sudor con el público. Siguen tirándose uno encima del otro, hay algún coro del segundo violero que está atrás (antes no lo había visto) y el bajista tiene puesto un pañuelo, como de asaltante del lejano oeste. Menos de música, hablemos de cualquier cosa.

Termina COCHE: el pelado entra a darse la guitarra contra la cabeza como GG ALLIN hacía con el micrófono, avanza contra el público y arroja la guitarra contra el resto de la banda. Podríamos hablar de música, pero eso es otra cosa y ya sube MOTOSIERRA.

Lo que hacen estos uruguayos no es que raje la tierra de lo novedoso ni que tengan virtudes extremas. Es esa otra cosa que también tiene COCHE que lleva a la gente en el tugurio a romperse unos contra otros a pesar de las quejas del dueño del lugar. El flaquito que canta desafía a todos y dan ganas de embocarlo: escupe para arriba, empuja a la gente, se retuerce, señala con el pie del micrófono como si fuera una lanza… todo frenetismo húmedo y transpirado.

El violero de esta banda es cómico: hace gestos obscenos al público mientras no toca, se acomoda la gorra, pone caras de desesperación segundos antes de pudrirla con partes estruendosas de guitarra… es como el LUIS SALINAS del punk, que habla con su guitarra mediante gestos. Con el pogo desatado, MOTOSIERRA va cerrando.

El cantante símil a IGGY POP se sube a una caja de sonido, se pasa las manos por las pelotas, se la chupa y empieza a escupir a todos… final a todo trapo para después saltar y ser empujado por todos mientras tira besos. Uno espera que luego de todo esto, salgan del baño los protagonistas de “Massacre en Texas” y entren a mutilar brazos tatuados por todo el lugar, pero, desafortunadamente, eso no pasa.

Cuando uno sale de un recital como estos se va con la sensación de haber cometido un delito y la peor de las herejías, pero da felicidad saber que todavía queda actitud dando vueltas por ahí, sin pines ni peinados, a pura furia y desacato.

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