RESEÑAS
Venció Babylon

Sábado, 19 horas. A metros del KDT, unas 1500 personas se amuchaban esperando que se abran las puertas de un inmenso galpón donde se celebraría el FESTIVAL PURO REGGAE II y los invadía la duda: “¿se suspendió?”. Que si, que no, que si, que no. “No se hace” decían los policías presentes. La gente amenizaba la espera tomándose una cerveza, fumándose un churro, y preguntando a sus pares a ver quién tenía data veraz.
Se fue la gente de Cruz Roja, se fueron los encargados de la seguridad, y el NO era terminante. Muchos empezaron a retirarse de a poco, con una tranquilidad que hubiera sorprendido a cualquiera. En ese instante se escucha una voz muy difusa: alguien estaba adentro invitando a pasar a la gente por las puertas laterales. La gente camina con ansias y entran todos por unas inmensas puertas sin mostrar entrada, sin empujarse, sin lastimarse: en paz y demostrando para qué habían ido hasta ahí.
Un muchacho en el escenario anuncia que van a tocar algunas bandas pero que no se iba a vender alcohol, que por favor no armen bardo con los cajones de cerveza que había. La barra tenía unos 50 metros, estaba más que preparada para abastecer a los casi cuatro mil presentes que había en el lugar a las 20 horas y a nadie se le cruzó por la cabeza afanarse una sola bebida.
El clima era de desconcierto, nadie sabía si iba a poder ver a TRIBO DE JAH o al viejito Don Carlos; ya no había esperanzas de ver a ISRAEL VIBRATIONS, ya que todos sabían que, de tocar, estos lo hubieran hecho en el primer turno debido a que tenían vuelo a las 21 30.
LUIS ALFA y sus RESISTENCIA SUBURBANA le pusieron el pecho al asunto e hicieron bailar a la gente por más de 40 minutos. Deleitaron con “El León” y “Cada vez más yanquis” y remarcaron: “pese a las giladas que se dijeron nosotros, no vamos a tocar en el Pepsi Music”.
Mientras tanto, afuera estaba el embrollo. Cada vez más uniformados se acercaban al predio, cada vez más inspectores, más civiles. Un poli afirmó que “este lugar no está habilitado desde el viernes a la noche, el boludo que organiza se hizo el piola. Toca esta banda y se procede al desalojo de las instalaciones”.
Adentro el asunto seguía de la mano de NATY COMBO, que también bancaron a la organización diciendo que ellos realmente sentían el reggae y cerraron su set con “Night Nurse” de GREGORY ISAAC y “Stop That Train” de BOB MARLEY.
La gente bailaba con botellas de vino en la mano que habían comprado en el almacén del barrio ya que la policía había hecho un perímetro por fuera del lugar, y la licorería improvisada estaba dentro de ese radio.
Un señor que se presentó como el jefe del operativo tuvo una charla con el sonidista donde le indicó los pasos a seguir:
“Les doy 15 minutos para que vengan los cieguitos (en referencia al grupo TRIBU DE JAH), tocan una hora y vas prendiendo las luces, pones una música tranqui y se van todos”, y sentenció: “pero te doy solo 15 minutos eh”. A esa altura era imposible que lleguen los brasileros en tan poco tiempo.
Mientras RIDDIM se preparaba para subir al escenario apareció un peladito llamado SANTIAGO y se hizo dueño del escenario para dar la cara –algo atípico y fuera de moda- en nombre de la organización.
“Vengo a dar la cara, yo no los quiero poner en contra de alguien pero hay cosas muy raras contra la gente independiente”, sostuvo. Y siguió: “dejamos todo para hacer esto, pero la municipalidad no quiere, me pidieron treinta puntos y le di los 30, hice todo, les juro por dios que hice todo” decía con desesperanza y con la resignación de no poder contra los molinos de viento.
“Hay algo raro contra la gente independiente, hay gente que no quiere que crezcamos”, afirmó, y argumentó diciendo que el viernes por la noche recibió una carta que decía que el lugar no estaba habilitado. El sábado a la mañana peregrinó por todos los juzgados buscando a alguien que lo atienda “pero nadie quiere agarrar este fierro caliente después de lo que pasó en Cromañón”.
Se extendió varios minutos pidiendo disculpas a la gente y puteando contra “este sistema de mierda”. Por último, le rogó al público que guarde sus entradas y afirmó con esperanzas que “se va a hacer, se va a hacer, con estas bandas y con más”.
El público aplaudió y se la bancó sin chistar. No había margen para no creer en lo que decía ese muchacho que se había comido el garrón de su vida y que se enfrentaba a la masa para contarles su verdad.
La accidentada noche terminó con un puñado de temas de RIDDIM y con su vocalista PETY gritando “Díganle no a POPART”.
Las miles de personas que se dieron cita se retiraron civilizadamente bajo la atenta mirada de un centenar de policías. Con las manos vacías, con el consuelo de dos horas de reggae local, pero con el sueño de que realmente esa entrada que conservan sin cortar pueda ser el pasaporte para ver un verdadero festival con todas las bandas anunciadas. Está difícil, vamos a ver cómo sigue esta historia contra Babylon que desataron un grupo de muchachos el pasado sábado.
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