RESEÑAS

San Nicolás Rock – Día 2

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Por las calles de San Nicolás no se respiraba ese aire de hermandad rockera que puede sentirse en los festivales, especialmente los de los pueblos que son receptores de un mundanal ruido y un ir y venir de personas con remeras y mochilas pintadas a los que no están acostumbrados.

Quizás porque era algo nuevo, o porque las sensaciones se congelaban con el impiadoso aire de freezer -sé que es exagerado, pero para cualquiera de los presentes, en esas horas, el frío era el frío más frío del universo-. El caso es que a una cuadra (y menos aún) del Club Regatas, uno ni se enteraba que las visitas habían llegado al pueblo. Ni siquiera los lugares para comer, que cerraban antes de que la música terminara, algo de lo que por ejemplo Cosquín, entiendo y mucho. Quizás falte experiencia, démosles tiempo.

Feliz domingo para todos

La tarde de paseo a plena bufanda, con ropa recién lavada y olor a shampoo en el pelo recién lavado de los nicoleños, era otra una vez cruzado el umbral del predio. Apenas pasadas las 16, adentro el ambiente ya se vestía de lo que más podía parecerse a un show.

Los primeros en subir al escenario fueron PERRO E SULKY, y debieron adelantar horario para TRISTEMENTE CELEBRES, ya que los chicos de TONY 70, que debían abrir el festival, nunca aparecieron. Siguió CADENA PERPETUA, y con ellos, empezaba a bajar el sol, afuera el clima se enfriaba, pero adentro, la temperatura subía con los primeros niños-adolescentes que arrancaron con su simpáticamente violento pogo en el centro de la cancha (de básquet, era una cancha de básquet).

Ahí nomás llegaron LOS TIPITOS, y se despacharon con hits como Búsquenla, Silencio, Algo y Brujería. El resto fueron canciones que no aportaron mayores reacciones. ¿Vieron esas fiestas de las películas yankees, las de graduación por ejemplo, donde supuestamente hay que ir en pareja y se hacen en el gimnasio de la prepa, todos charlando amablemente, o bailando tranquilos la música que una banda súper correcta y prolija toca de fondo en un escenario? Bueno, algo así se sentía de a momentos. A pesar de esto, hay que decirlo, estos musiquitos, más allá de gustos -o disgustos- musicales, saben siempre ganarse el respeto de los presentes.

La cortina del fondo se corrió de golpe y, pareció al menos, el último tema –Trip– fue hecho de prepo. Hasta diría que la tocaron con bronca, pero se desquitaron y salieron con la frente alta: ¡Chau che!

El pogo volvió a tomar protagonismo. Entre mucho humo, luces y solo de violas, BULLDOG hizo una excelente y bien lograda aparición. Por primera vez se iban de las pantallas esas horrendas publicidades que no dejaban de sucederse al mejor estilo volante de mostrador de kiosko. Propaganda o no, se veía a LOS RAMONES en la portada de End of the Century, el documental sobre la historia de estos clásicos del punk rock.

Lo más elaborado de la (casi) noche en esas pantallotas laterales: ahora llegaban animaciones de computadora, figuras extrañas y movimientos de esos que hacen viajar, mientras acordes y melodías los complementan y acompañan en sincronías perfectas.

Un Festival sin KAPANGA… no es Festival

Faltaban los tres nombres más fuertes de la jornada ¿La banda más esperada? Juzgando por remeras, mochilas y trapos, VIEJAS LOCAS arrasó lejos (el gran PITY ALVAREZ y sus INTOXICADOS en todo caso) y ganó por goleada. Además estaban los muchachos de ceños fruncidos que aguardaban por RICARDO IORIO y su ALMAFUERTE, algún que otro kapanguero, y bastantes curiosos que se quedaban por el simple hecho de ya estar ahí.

Con los relojes casi llegando a las 20, la genialidad y la fiesta llegó y se metió en cada centímetro de los presentes y en cada rincón del lugar. Desesperado fue el tema elegido para romper la cáscara y recorrer desde ahí una literal explosión de música, baile y rock. Mucho rock.

El MONO, siempre carismático en su rol de frontman, supo guardarse en el bolsillo a todos los que empezaban a moverse, aún los ceños/almas/fuertes, que se distendieron durante los sesenta y pico de minutos que esta bandaza estuvo al volante del recorrido.

Fumar, Ramón, Caballero rojo, La taberna (mix de temas estilo Mega en el medio), parte del Himno a la alegría (incomparables en su versión), Postal, Desearía, Me mata, Loaded y varios otros temazos, sin olvidarme del momento de rock duro -cuernitos arriba y cabezas con bruscos movimientos-, ni del mix “¡cuchá cuchá!” cumbiero, que además de movimiento arrancó risas y carcajadas por doquier.

Y sí, me gustó KAPANGA, por si no se notó. Es que ellos sí que saben darle al público lo que va a buscar, más allá de ver a su banda favorita. Alguien lo dijo por ahí, y lo repito porque lo considero una gran verdad: ¡Un Festival sin KAPANGA, no merece ser llamado Festival!

Acto seguido, arrancó ALMAFUERTE, con un IORIO sumamente medido en sus palabras y en sus formas. Con esta voz medio de rrope que Dios me dio, le canto a mis amigos. Fue de las pocas cosas que dijo durante su presentación, además de dedicarle un tema al gran PAPPO: Para nuestro amigo NORBERTO NAPOLITANO, que está esperando en el más allá.

Se pudo ver a un meloso y hasta tierno Señor RICARDO, que tampoco dejó de repetir con tono bien a lo paisano Gracias a todos los amigos de la región. ¿Estaría cansado del viaje? Pero como siempre digo, hizo un show prolijo, profesional.

Nos fumamos un vaso de agua y volvemos

La gente empezaba a impacientarse y los chiflidos se tornaron fuertes y agresivos. Hasta que el momento añorado por muchos llegó, apenas pasadas las 23:30. INOXICADOS dijo presente con Una vela. La adrenalina subió de golpe, pero nos llevaríamos una sorpresa: lo que parecía ser el comienzo de un gran final, se pinchó a los pocos minutos.

“Reggae de los amigos”, “Se fue al cielo”, “De la guitarra”, “No tengo ganas”, “Lo artesanal”, “Volver a casa” y la excelente versión de “Dead flowers” de los ROLLING STONES fueron los temas más festejados, pero la onda empezó a bajar a partir de tocar un tema nuevo.

Capaz se juntaron varias cosas que no ayudaban a crear el clima ideal. Domingo, muchísimo frío y un día largo se sumaron a un corte intermedio, diría, innecesario. “¿Frenamos cinco minutos, fumamos un vaso de agua y volvemos?”, fue la invitación del gran filosófo ALVAREZ. Sí, PITY, todo bien, pero en esos eternos 10 minutos, la situación se tornaba difícil de sostener.

Y encima volvieron con “Felicidad Depresión”, temazo, pero que para el momento, sólo fue una invitación a que la gente siguiera abandonando el terreno. Lo que siguió fue bueno. INTOXICADOS, a mi gusto, es difícil que no lo sea. Pero nos dejó con ganas, tengo que decirlo.

Faltó ajustar detalles, pero de todo se aprende. Por empezar, esas pantallas con publicidades que parecían imanes de heladera gigantes (frase que no es mía, pero es genial). De lo mejor, los conos con papas fritas -calientes- que vendía un flaquito adentro. En fin, pulgares arriba: San Nicolás fue Rock nomás. Aplausos por eso.

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