RESEÑAS

El arrabal virtual

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El grupo musical formado en 2002 es, sin duda, autónomo. Si bien las influencias piazzolezcas saltan a la vista en casi todas las nuevas tendencias tangueras, la mayoría de las composiciones puestas en set fueron de producción propia, excepto un fragmento de “La Cumparsita” y un tema cuyo nacimiento, pese a haber sido modificado con aires arrabaleros, se remite a Inglaterra a principio de los ochenta.

El espectáculo logró exponer el tango en una nueva definición, tanto en su ejecución como en el baile. En canciones como “La caída”, los protagonistas de la noche cedieron lugar a una especie de malevo versión siglo XXI que, alrededor de un círculo de luz blanca proyectada en el piso, entonó unos pasos mitad Pichuco, mitad Michael Jackson. La gente, regocijada.

También hubo tiempo para una pareja de bailarines que, cuando sonaba “Al final todos se van”, se ubicaron en la primera línea del escenario para desplegar algunos movimientos más clásicos.

Si bien todos los músicos denotan virtuosismo (Piano eléctrico, cello, bandoneón, guitarra, batería y sintetizadores) y ninguno se roba el protagonismo, cuando alguno de los seis se anima con un solo, el lábil equilibrio entre las partes se ve amenazado.

El repertorio estuvo compuesto por temas mayoritariamente pertenecientes a su primer disco oficial: ”Emigrante” (2004). “Mente frágil”, “Inmigrante”, “El boulevard” y “Recursos Humanos” sonaron a base de sonidos computarizados y el rugir del fueye.

Tras haber tocado 17 temas, TANGHETTO se retiró para volver con un bis. Ante la pregunta obligada de si cerrarían con algún tango de renombre, el grupo liderado por MAX MASRI y DIEGO VELAZQUEZ dio la sorpresa de la noche. Entre las pistas, los platos del baterista MATIAS NOVELLE (¡un relojito!) y las notas emanadas por el bandoneón emergió una excelente versión de “Enjoy the silence” de DEPECHE MODE. Finalmente, cerraron con una suya: “Alexanderplatz”.

Internado en los albores del nuevo siglo, al tango no le quedó otra que dejarse llevar por la corriente y convertirse en objeto de cambio, semillero de nuevas tendencias musicales. TANGHETTO es, dentro del amplio abanico de diversidades, una opción diferente.

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