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Finalmente Tankard
La agrupación alemana de trash debutó en nuestro país con un poderoso y caluroso show, el pasado miércoles en Asbury Club.
Así como existen los cuatro grandes del trash mundial, Metallica, Megadeth, Slayer y Anthrax, también aparece ese grupo selecto en Alemania de la mano de Kreator, Sodom, Destruction y Tankard. Estos últimos eran los únicos que no habían pisado suelo argentino, y por lo tanto los fans del género auguraban su presencia para celebrar esas melodías veloces y sucias en honor a la cerveza.
A pura birra
Es cierto, el público suele darle la espalda a las bandas soportes, pero no tanto por la inoperancia de estos sino por las condiciones técnicas en las que se presentan. Por lo general, el sonido dista mucho ser el ideal, por eso los espectadores no se sienten atraídos por estas actuaciones. De acuerdo a esto, la productora del show decidió que no haya grupos invitados.
De este modo, los presentes estaban frescos para disfrutar del espectáculo que habían esperado por años. El ambiente dentro del local se mantenía cálido, aunque cambiaría rotundamente al momento de la acción. Cuando la intro “El Condor Pasa” de Simon & Garfunkel empezó a sonar, la temperatura comenzó a ascender de manera paulatina e intensa.
Con Tankard en escena, el público entró en un estado de excitación que jamás sufriría alteraciones a pesar del intensísimo calor. Tanto al cantante Gerre como al resto de sus compañeros se los observaba felices por esta amena recepción. A esa emoción natural por la primera vez, la banda le sumaba pasión con himnos como “Zombie attack”, “The morning after” y “Octane warriors”.
La banda sonó fuerte desde el inicio aunque con algunas desprolijidades que se fueron subsanando con el paso de los minutos. Ya para el quinto tema, “Not one day dead (but one day mad)”, todo estaba en su lugar, con los solos de guitarra bien definidos. Con las siguientes «The beauty and the beast», «Slipping from reality» y «Stay thirsty» ya nadie mostraba oposición.
Si bien venían a presentar su último disco, «A girl called cerveza» (2012), la banda decidió darle amplitud a su repertorio para que los viejos y nuevos fans estén a gusto con la elección de canciones, aunque haciendo foco en los ’80 y los ’00. La difícil década del ’90 para los grupos trash quedó un poco de lado.
Gerre mostró mucha simpatía y voluntad, y solo sobre el final se lo observó algo desgastado. La poca ventilación influyó en esa merma de histrionismo. Pero lo que realmente enamoró a sus fans fue el espíritu under que demostraron. Esta inocencia la pueden sostener porque sus músicos no se dedican exclusivamente a la música.
Como grandes amantes de la cerveza le brindaron homenaje en muchas de sus canciones. Durante el concierto sonaron varias, aunque dos en especial enloquecieron a sus seguidores: «Die with a beer in your hand” y «Space beer». Solo unos pocos se quejaron por la ausencia de «Kings of beer», otro clásico.
Si hay una canción que sus fans esperaban esa era «(Empty) tankard», así que cuando la banda dejó el escenario por segunda vez, el pedido por este himno fue generalizado. Con los primeros acordes el Asbury se vino abajo, y con ello las últimas energías de sus seguidores. Mientras sonaba «Derrick Theme Song» como despedida, los asistentes dejaban el lugar con una alegría inmensa y con la ilusión de volver a repetir este momento.
Los alemanes tienen un sonido muy característico: velocidad, machaques y cierta festividad en algunos de sus riffs. Tienen una estructura musical sobria en el que no buscan la perfección. Los directos son su punto fuerte, y la alegría y la energía que generan logra ocultar cualquier limitación desde lo musical.
*Fotos por Fernando Fernández
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