
ENTREVISTAS
“Me daría un año menos, así tengo un año más”
Desde hace una buena suma de años, Pipo Cipolatti mantiene una estrecha amistad con José Retik, en la que abundaron las extensas conversaciones en torno a todos los tópicos sobre los que un músico de rock y un psicólogo puedan charlar. Como producto de este vínculo, nació el libro “Lo que nunca se dijo”, bajo la edición de Distal; y, al respecto de la obra y los diversos y variopintos temas sobre los que se habla, El Acople conversó con el protagonista.
Hacer un reportaje con Pipo Cipolatti es divertido desde el mismo momento en que se coordina la entrevista; atendiendo sus dos celulares y su e-mail, cocinando a sus hijos, hablando con su mamá, peleando con el cable de su teléfono de línea y cerrando su cronograma de shows para el verano, Pipo no deja de lado el humor y la buena disposición, aclarando que las notas prefiere hacerlas en persona o por teléfono para no tener la oportunidad de arrepentirse de lo que dice o de cambiar algo, como podría hacer por e-mail. “Tampoco te pediría que me mandes por fax el cuestionario antes de encontrarnos”, avisa, como sí hace un colega suyo.
“Nunca se sabe bien cómo surge una idea; simplemente sucedió. A Retik lo conocí en el Colegio de Psicólogos de La Plata, era el vicepresidente, y aparte era admirador mío, historiador y coleccionista de Los Twist. Lo conocí porque me hizo un reportaje, hace muchísimos años, para la revista del Colegio de Psicólogos de La Plata, y empezó una especie de amistad, nos veíamos bastante seguido. Y cada vez que me venía a buscar e íbamos para la casa de él en La Plata, porque yo no sé manejar, charlábamos de muchas cosas”, nos contó el músico sobre cómo surgió esta dupla, en diálogo telefónico, acostado en su cama.
“Yo había empezado a escribir un libro sobre drogas, así empieza la historia. Porque era columnista de esa revista White, esa pelotudez, y escribí una columna para un número y al número siguiente había hecho un comentario de que si vas a la Rave tomá agua pero no tomes ketamina, y el director se enojó. ‘¿Qué te pasa, pelotudo?’ Una revista que defiende la Rave y todo eso donde no es solamente tomar agua y música punchi pum; era un consejo sano el que estaba dando. Y empecé a escribir un libro sobre drogas, pero para mí. Cuando le comento a Retik empezamos a escribir juntos, un libro de más de quinientas páginas, que se llama “Informe C”, que habla de neuropsiquiátricos, del doctor Kalina, Cormillot, que habla de laboratorios, de internaciones forzadas. O sea todo lo que no se dijo, con pruebas muy fehacientes y fuentes muy fidedignas y muy confiables, por algo nadie lo quiso editar todavía y aparte es muy grande”, amplió.
Y, finalmente, al respecto de cómo empezó todo, Pipo concluyó: “En el ínterin (eso fue como hace cinco años que lo escribimos), mientras tanto entre todas las charlas en el auto que teníamos, él las grababa. Me preguntaba historias de cómo empezamos con Los Twist, los secretos; una especie de Luis Ventura. Y después empezamos a mandarnos e-mails, parafraseando -valga la licencia poética de la palabra- al libro ‘Cómo acabar de una vez por todas con la cultura’ de Woody Allen que una de las partes son conversaciones por correo. Yo le mandaba e-mails a él y él me mandaba e-mails a mí, donde hablábamos de todo un poco, no necesariamente contestando lo que el otro había preguntado. Y es un libro muy abarcativo, donde puede ser un ensayo filosófico pero no lo es, puede ser un libro muy informativo, biográfico no autobiográfico; es una especie de libro de historia del rock, a partir de lo que yo puedo contar desde el momento en que me empecé a involucrar con ese grupete de músicos. Pero también se habla de Kierkegaard, de Gurdjieff; hay crucigramas, hay dibujitos animados, dibujos hechos por mí. Hay de todo, es muy miscelánico el libro; es muy entretenido y es breve”.
En la segunda página se ofrece un importante premio para el que tenga determinados números en su documento. ¿Cuál es ese premio? ¿Hubo un ganador?
Si supiera cuál es el premio, mando yo la carta. Es parte de ciertos atractivos que tiene el libro. Ahora yo quiero saber: si alguien, realmente, demuestra fehacientemente… porque eso se me ocurrió en un momento. Hay que hablar con la editorial, que le den un premio; puede ser una colección, tres libros a elección, una cena con José Retik desnudo o una foto de Iván Noble. O un disco inédito o alguna grabación inédita mía; eso se va a ver… Ojalá que aparezca alguien que demuestre realmente que no es la hija de Perón y coincidan sus números con los que hay ahí, bien, va a haber un premio. Un premio que lo va a sorprender, no ingratamente.
Y si vos fueras el ganador, ¿qué preferirías de premio? ¿Una cena con Retik desnudo o una foto de Iván Noble?
Con José de Zer, me encanta. No, dejame de joder; yo ya gané tantos premios que no me acuerdo… Salí segundo en una carrera de natación; no, primero salí. Éramos tres los que corríamos, tenía once años. Y saqué el premio al niño ideal, en la escuela primaria, en el Instituto Bernasconi; no sé niño ideal de qué, porque Grassi no estaba en el jurado. Pero sí, gané ese premio. Después tengo un premio que me dio la policía también, el premio por el tema “Azul es su sangre” que compuse. Y bueno, después todos esos premios que te dan en discotecas, homenajes aunque prefiero tributos porque homenajes se le hace a los muertos. Tengo mi colección de premios, no como Mirtha Legrand que la tiene más grand. ¿Pero qué me voy a premiar yo, boludo? ¿Qué premio me daría? Eh… un año menos. Así tengo un año más.
Bioy Casares dijo que si le ofrecieran la posibilidad de firmar un contrato que le diera quinientos años más de vida lo haría de inmediato. ¿Vos te conformás con uno solo más o también irías por quinientos?
No, mirá, el día que yo me muera no le voy a avisar a nadie; el único que va a asistir a mi entierro voy a ser yo y me voy a quedar ahí. El resto van a ser aves de paso. Yo voy a mi entierro y ahí me quedo. Como el gato de un egipcio, el gato de un faraón. Me tengo a mí mismo nada más; ni siquiera tengo un hermano que venga a festejar mi puta muerte, porque soy hijo único.
En el libro, Retik te menciona como un admirador de José Narosky, y cita un aformismo de él que vos tenés muy presente. ¿Qué reflexión hacés del mismo?
Yo doy admirador de ciertas cosas, sin tomar el pelo. Hay gente que se ríe de sí misma, que va por una segunda vuelta, pero José, cuando yo en “La TV Ataca” dije que lo admiraba, vino personalmente y me dijo “Qué lindo pibe que sos”. Y yo le dije: “José, usted está un poco equivocado”. El aforismo en cuestión es uno de los más famosos, que está en “Si todos los hombres”, el primer libro de Narosky: “Así como un hombre arroja un vidrio en la playa, detrás viene otro hombre y lo recoge”. ¿Y qué querés que te diga? Después hay otros aforismos, de un señor Faccini; un tipo que nunca se supo dónde vivió, es un hombre real. Y yo encontré unos manuscritos de hace mucho tiempo, que eran un poco más agresivos. Bueno, uno de los clásicos es “Cuando el cura tiene ganas, se le mueve la sotana”, también “Los ladrones y los viejos, mejor que se vayan lejos” y “El zapato más bonito lastima el pie del más negrito”. Moseñor Faccini, con doble c.
Por otra parte, otra cosa que decís es que José fue el primer cornudo y Noé el primer zoofílico. ¿Alguien te refutó eso?
No sé si habrá sido el primero, pero es el papel que cumple si hubiese existido. Pero no quiero hablar de religión porque ya me hinchó las pelotas Dios, la virgen y el Espíritu Santo y todos sus amigos. Soy agnóstico, me enseñó mi papá a darme cuenta que era todo mentira. La síntesis es esa: terminemos con lo de la religión y que se vayan todos a la puta que lo parió. San Cayetano genera trabajo a la gente que vende chocolate a la gente que hace cola en la fila para pedir trabajo. Ahora, el tema en cuestión del famoso pesebre, los Reyes Magos, el odes, el Día de los Inocentes, los niños muertos y piripipí y poropopó… Jesús, o Jesucristo, es hijo de María, la virgen María. Y supuestamente Dios es el padre; Dios y la virgen María, ¡pum!, fecundaron al niño este. Pero también está Jehová, que es el padre de este pendejo. Asimismo, en un verso se dice “Ave María, madre de Dios”, o sea que María era la madre de Dios, es decir su propio esposo. O sea que sería abuela de su hijo. María sería madre y abuela de Jesús, y Jehová sería padre o hermano siamés de él, todo al mismo tiempo. Y yo me pregunto: ¿qué mierda hace José en el pesebre? ¿Se fue con la oveja?
Otra cosa que te menciona Retik es tu admiración por Gurdjieff, y quedó pendiente en el libro que vos cuentes del “amor consciente” del que él habla.
No, no lo puedo contar yo. Te voy a decir algo: yo leí mucho Gurdjieff. Conocí personas que llegaron a estar en la Escuela del Cuarto Camino, y es un tema muy complicado. Hasta leerlo complica mucho más y te aburre cuando te das cuenta que no servís para leer eso, o informarte. Es muy interesante, pero tenés que tener mucha paciencia. Y Gurdjieff decía: “No hay tiempo”, así que jódanse. Si les interesa lean, practíquenlo y etcétera; tenés que agarrar el libro y leerlo tres veces, cuatro también. No te puedo explicar ahora qué es el amor consciente; es lo mismo que te explique cómo es una noche con Marcelo Polino y Luis Ventura, que nunca tuve.
Entre las imágenes que figuran sobre el final del libro, hay una tuya con Roberto Galán. ¿Qué recuerdos tenés de él? ¿Hubieses ido a “Yo me quiero casar” como participante?
No, nunca. A Roberto lo conocí en un almuerzo con Mirtha Legrand, y me dijo que tenía ganas (en esa época no estaba haciendo televisión) de volver a hacer “Si lo sabe cante” pero más moderno y yo le caía muy simpático y quería que yo fuera su co-conductor, y él nunca había tenido partener conduciendo. Y quería que yo presentara a los mayores, a los viejos, y él a los pendejos porque me decía “Tengo ganas de decir ¿cómo andás, men?”. Bueno, finalmente no se dio, no hubo quórum; alguien le dijo desde su entorno, después me enteré pero no voy a dar detalles sobre quién fue porque el viejo no está para poder decir nada, pero que no le servía que yo estuviera con él. Pero, nada, por lo menos me di el gusto de estar con él, de cenar con él, de ir a su oficina, de haber formado parte de un proyecto que no se concretó y de hasta de haber estado en una reunión con él y Alejandro Romay, donde Romay se sacó los zapatos y se puso a hacer yoga arriba de la mesa. Eso y mucho más en la próxima edición de “Lo que nunca se dijo”.
Justamente, en el libro queda abierta la puerta para una segunda parte. ¿Se sabe cuándo podremos leerla?
La puerta está abierta, pero como yo vivo en Once le puse trabas.
Hablábamos de programas de canto, de “Si lo sabe cante”. Y surge el recuerdo de “Super Pop Kids”, ¿te divertías haciéndolo? ¿No tendría que volver?
¿”Super Pop Kids”? ¡Sí, seguro! Me divertía mucho. Lo único que no me gustó de la parte del final, que se levantó el programa, fue que me robaron al muñeco Tereso. Pero sé quién lo tiene, eh: se lo dejé a Mariano Iúdica, en la época que nos cruzábamos por “La peluquería de Don Mateo”; se lo dejé en su camarín porque tenía que viajar a otro lado y después “Ay, no sé, lo tiene mi manager” y nunca más dio la cara este mandibulón pelotudo. Y yo quiero a Tereso. A Tereso lo tiene Iúdica o un amigo de él. Hay un montón de gente que quiere matarlo; incluso se prohibió la marihuana para que la gente no enloquezca y vaya a matarlo. Gracias, y nada más. Un gran beso a Uruguay. Y a Paraguay también.
*Foto por Hugo Panzarasa
Tenés que estar logueado para escribir un comentario Iniciar sesión