RESEÑAS

Volvió a sangrar el lobo

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Y un día volvió a tocar SANGRILA

El ámbito ideal para el reencuentro entre la banda de Parque Patricios y su público parecía ser el Marquee. Fue la segunda vez que SANGRILA se presentó en el recinto del barrio porteño de Villa Crespo y, como aquel 4 de diciembre del pasado año, la gente respondió satisfactoriamente a la propuesta rockera.

La banda amiga que hizo de soporte en esta oportunidad fue AVES DE PASO. El grupo de Tapiales, con seguidores propios, se adueñó de la escena por una hora y no aburrió para nada. Es más, se bajaron con el pedido de la gente de un tema extra. Tocaron covers como “Cruel” de LOS PIOJOS y “Zapatos de gamuza azul” (“Blue suede shoes”), tema original de CARL PERKINS, que en versión castellanizada popularizó MORIS, y que también fuera interpretado por la banda de ANDRES CIRO y compañía.

Iba a presentarse como invitado también un grupo exclusivamente de percusión, pero no pudieron tocar porque, según manifestaron algunos chicos de SANGRILA, la gente del lugar temió que “venga la municipalidad, vea 25 tambores juntos sonando en el escenario y clausuren todo”.

Y pisan los gladiadores…

Ya había pasado la medianoche cuando el turno de llevarse la escena rock era de la banda esperada. Llegaba el tiempo de SANGRILA. El ambiente era inmejorable para cerrar la noche a todo trapo, pogueando, y, sobretodo, disfrutando de hermosos rocanroles.

Banderas con el logo de la banda, mezcladas con la cara de cierto lobo que simbolizara la fuerza que transmiten los chicos desde el escenario; algún que otro escudo de Huracán, y, en el fondo, un gran telón que cubría la pared con la imagen de un diablo con alas de ángel, decoraban el Marquee para la ocasión.

De entrada empezó a hablar un peculiar personaje, un tal DIEGO, amigo de los chicos de la banda, que con sus rastas y su gorrito jamaiquino contó el chiste “del tipo que se tira del avión” (que no viene al caso contar pero que, si relacionan la palabra “avión” con el aspecto del hombre, pueden imaginarse de qué se trataba). El mismo DIEGO estuvo, durante los dos primeros temas, parado, inmóvil, en el escenario, con una máscara de calavera. Un personaje –como mínimo- pintoresco.

Ahora sí, sin ningún preámbulo sonaban los inaugurales acordes. El tema que eligió SANGRILA para abrir la noche fue “Gladiadores”.
“Muchas gracias” fue todo lo que expresó EZEQUIEL “MOSQUI” MOSQUEIRA (voz y segunda guitarra) para anticipar “Miradas perdidas” y, en continuado, “Ironía”, un tema del primer demo de la banda.

“Ahora vamos a seguir con un tema nuevo, se llama ‘El Birlador’, espero que les guste” anunciaba MOSQUI. El inédito arrancó aplausos cerrados en la gente, de “la barra” –como la llaman ellos–, que luego agitaba con “Infinito”.

Pasaban “El Hombre” y “El Cuervo”, uno de los temas más pogueros de una sombría noche de sábado en un Buenos Aires, que, al menos en este conocido punto de Villa Crespo, aparecía iluminado por la fiesta que brindaba una banda de rock and roll.

Pocas palabras de más y mucha música era el menú que estaban degustando unas 400 almas. Sin salirse de este prolijo libreto, se advertía la presentación de otro tema nuevo: “Borracho por vos”, una interesante balada. Siguieron “Luz de soledad” –corte de “Sangre de lobo”–, “Bonacera” y “El Gordo Paz”, en uno de los soplos más anhelados del show.

“Esta canción está dedicada a todos los que alguna noche nos perdimos en una calesita” decía FABIAN (primera guitarra), para que la barra acompañara en “Hasta que pegue el Sol”, que escoltaba a “Quiero”, otro tema perteneciente al primer disco, en el que alguien del público subió al escenario para tirarse sobre la gente.

Luego de saludos y agradecimientos varios llegaban “Perros callejeros”, “Doble seis” y “Esperando el final”, que se llevaba todos los aplausos de los espectadores y daba paso al clásico , acompañado por la batería de ANDRES.

Llegaba el final. “¡Vamos a dejar todo en este último tema eh!” gritaba MOSQUI, para que empezara a sonar “Tu infierno, mi paraíso eterno”, acompañado de un intenso pogo que venía de abajo. Justamente desde allí se pidió por un tema más; la banda aceptó de buena manera el “reclamo” y tocaron “Alma sin ley”, que ahora sí, con “otra semilla quedó plantada en este cuerpo con sed de mal”, se cerraba la noche.

La gente se fue contenta, empapada de una buena banda de rock and roll, de rock and roll universal, como los mismos integrantes de SANGRILA se “desencasillan”. Los de Parque Patricios le metieron mucha garra al show, como los verdaderos “gladiadores eternos” que son.

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