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En alza creativa

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Paradise Lost dio muestras de su buen presente el domingo en The Roxy Live en su cuarta presentación en Argentina. Su reciente disco “Tragil idol” y su álbum más criticado “One second” (1997) fueron los que más canciones aportaron a la lista.

Si bien el grupo inglés de metal gótico viene en alza desde lo artístico con un gran último disco “Tragil idol”, el público local parece haberles perdido el rastro; eso marcó el cambio de escenario del Teatro Flores al coqueto local de Niceto.  Pero a sus fans más acérrimos poco les importaba este contexto.

¡Qué calor!

Los presentes pudieron disfrutar de dos agrupaciones locales con un cierto renombre en la escena gótica. Primero pasó la gente de Lingerbliss con su estilo gótico alternativo y luego los Moonlight Asylum con su industrial electrónico. Por suerte, cada uno pudo ofrecer un breve panorama de su propuesta en las mejores condiciones.

Era el turno de los ingleses. Este conjunto que empezó en 1988 con un estilo doom death y que luego fue mutando a un metal gótico, visitaba por cuarta vez nuestro país en un buen momento de su carrera. Después de levantar la puntería compositiva con “In Requiem” (2007) y “Faith divides us – death united us” (2009), confirmaron este crecimiento en “Tragil idol”, que recupera parte de la  magia de su gran placa “Draconian times”, de 1995.

Paradise Lost se plantó en el escenario con la personalidad y la experiencia que led dan los 24 años de carrera, aunque la ausencia de volumen en las violas opacó el arranque. Quizás por este motivo, los espectadores no demostraron un gran entusiasmo en la inicial “Widow”. Ya para la segunda canción “Honesty death”, la situación comenzó a revertirse tanto desde lo técnico como de lo emocional.

Las guitarras se escuchaban mejor, en especial la de su compositor Gregor Mackintosh, no así tanto la del rítmico Aaron Aedy. Con un calor intenso, la gente se prendió definitivamente en “Erased” con sus palmas y sus voces. A partir de allí, el clima se mantuvo ardiente arengados por un cantante como Nick Holmes, que mostró una gran energía y mucho humor.

Con un set variado, la banda trató de conformar a los seguidores de las distintas épocas. Así de este modo, pasaron melodías de su tercer disco “Shades of god” (1992) como “Pity the sadness” y “As i die”, o de “In Requiem” como “Praise lamented shade” y “The enemy”. En ese momento quedaron de manifiesto los cambios musicales del grupo a lo largo de los años: el paso de un sonido gótico más extremo hacia uno más radiable.

“One second” (1997) es el álbum que marcó un quiebre en la propuesta de los ingleses y que generó malestar en sus viejos fanáticos por una propuesta decididamente comercial. Sin embargo, con el paso del tiempo, el público se adueñó de algunas canciones durante los directos, tal como lo demostraron con la que le da título al CD, siendo esta una de las más festejadas de la noche.

Después de un largo break volvieron a las tablas con la energía renovada para darle a sus fans los mejores últimos 20 minutos. A “Embers fire” le siguió el muy buen primer corte de “Tragic idol”, “Fear of impending hell”, que gustó mucho en los presentes por ese ritmo ganchero, intenso y melancólico. El cierre llegó con “Faith divides us” y la súper festejada “Say just words”.

Paradise Lost confirmó con una presentación sólida su buen año, aunque debido al sofocante calor no se pudo disfrutar al máximo de las composiciones y de los grandes solos de Mackintosh.

* Fotos por Fernando Fernández

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Redacción ElAcople.com

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