EDITORIAL

El rock está de luto

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Imposible sacar conjeturas, irrisorio echar culpas, y no porque no las haya, sino porque no hay consenso de opiniones y no es momento de discutir. Hay que intentar pensar en frío, y ahora no se puede.

Todos los que asistimos asiduamente a recitales de rock sabemos bien de que forma se podría haber evitado, pero lamentablemente somos conscientes de que nunca se iba a pensar en serio de cómo hacerlo hasta que algo así nos golpeara fuerte en el pecho.

Nadie va a entender mejor a las personas que estuvieron ese día allí adentro como ellos mismos. Sería absurdo tratar de ponerse en el lugar de los que, desde afuera, oían la noticia y un escalofrío les recorría el cuerpo mientras se acordaban de sus seres queridos que estaban adentro entre búsquedas desesperadas.

Inteligente entender a los medios de comunicación con información estúpida, pero más sabio el condenarlos.

Sabemos que nunca van a darle importancia a una marcha pacífica de miles de personas en busca de una respuesta a un hecho de esta magnitud, porque hay muertos que ellos nunca conocieron, nunca los tuvieron ni siquiera “de vista”, y les importa muy poco. Porque simplemente una marcha en paz no vende. No hay que darles de comer.

Hoy el rock está de luto como nunca antes lo estuvo y como esperemos nunca más lo esté. Es importante saber que hay que empezar a tomar conciencia de que hay que acusar a quienes estén haciendo las cosas mal entre nosotros. Es imprescindible saber que entre nosotros nos cuidamos antes de poner nuestra seguridad bajo un tercero desconocido.

Tener memoria, saber expresarse, hay que hablar. En cinco años el público se recambia y las cosas se olvidan. No tiene que pasar.

Hay que marchar. El porqué lo tiene cada uno en su cabeza. Y no hay que pedir la renuncia de nadie del gobierno. Así es fácil, se va, viene otro que nada tiene que ver y no ganamos nada. Se tienen que quedar, hacerse cargo y trabajar. Nosotros, mientras tanto, tenemos que estar ahí continuamente exigiendo que así se haga.

Nadie nos va a devolver a nuestros seres queridos, pero al menos puede llegar a reconfortar el saber que se está trabajando para que nunca más ocurra algo similar.

El rock está llorando.
Los muertos no son estadísticas, son familias. Que NUNCA MAS ocurra. Pero que SIEMPRE se tenga presente.

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