RESEÑAS

De nuevo vital

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“Hay que irse del barrio / querer más de lo que hay /… dejar lo malo atrás” decía LEO en “Y más”, primera canción de la noche, poderosa y “contestataria” versión pop de la vida real adolescente (y no tanto) en busca del destino. Un comienzo sorpresivamente agradable, con GARCIA volviendo a los gritos, con la cálida interpretación a la que nos tenía acostumbrados en viejas épocas, esta vez decorada con guitarras que fortalecen y reviven.

Atrás habían quedado (quién sabe si por esta noche nomás) las bases electros, el synth – pop más ’80, los recurrentes y ya abusivos guiños sexuales, el gorrito, la campera de tres tiras, las ansias de pop star y la guitarra con la foto de Gilda y estrellitas (ojalá no tengamos que seguir extrañando al Leo acústico!). Al parecer, apagó todo, tiró algunas cosas, buscó un buen baterista, un guitarrista y un bajista que acompañen, se colgó la guitarra y empezó a escribir canciones. Así de fácil.

¿Retro?, ¿retrógrado?. Ni una cosa ni la otra, viniendo de GARCIA (el joven, lúcido y sensible, no el otro) podemos entender simple ternura por el viejo y querido formato canción, más guitarrero, fuerte, power-pop que le dicen, con raíz en la prosa de LITTO NEBBIA, cierta musicalidad que recuerda al primer ALMENDRA y aires de MELERO, pero todo renovado y con un claro y definitivo toque personal.

Y el show siguió con más novedades como “Tesoro”, linda canción sobre sueños y anhelos inolvidables; o el tema que seguramente va a abarrotar radios en poco tiempo y que todo chic@ pop va a querer escuchar cinco minutos después de levantarse por la mañana, sólo para ganarle en fuerzas al sol un día de verano: “A los que quieran verme muerto / yo les voy a enseñar que es vivir” cantaba en voz altísima LEO, pronunciando una pequeña batalla.

Después repasó algunas canciones de sus discos anteriores como “Romance” o “El amor ciego”, ambas retocadas con firme impulso rockero pero guardando su esencia inevitablemente romántica. “Que triunfe el amor”, “Los álamos” y “Nuevos seres”, otras novedades que mantuvieron el ritmo pop–timista de la noche.

El corte llegó con “Reírme más”, en una versión new orderiana, donde el sampler acompañaba al grupo para que la canción se humanizara sin perder el ritmo y la risa del original. Como los mancunianos, en esta versión viva, LEO desteñía la felicidad y la esperanza imponiendo un beat nostálgico – bailable que dejaba entrever la profunda añoranza de felicidad y traslucía una linda canción.

Luego se alejó el grupo y llegó un breve segmento en el que el solista repasó “Nadie salva”, “Morrissey” y “Dame libertad”. Y si el show fue bastante potente, el final (por voluminoso y extravagante) fue por lo menos atractivo. Vuelve el grupo y hacen una incendiaria versión de “Gato de la calle negra”, del disco “IV” de PAPPO’S BLUES. Sí, tal cual, de la época en que NAPOLITANO derrochaba lucidez en letras de simpleza irresistible y músicas de alta intensidad.

Así, entre la confusión y el asombro del público, LEO GARCIA abandonó el escenario dejando en el ambiente la sensación de que (los que alguna vez lo escuchamos) podemos volver a esperar un disco suyo con esperanzas y (para quienes no se dedicaron a oírlo) que se trata de un músico con suficiente valor, del musical y del otro.

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