RESEÑAS

El lenguaje del cielo

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Después de presentar su segundo disco oficial en República Cromañón el mes pasado, LA COVACHA iniciaba la gira que ya nos tiene acostumbrados. “De barrio en barrio, de mano en mano” es una viaje solidario, donde además de llevar un alimento para algún que otro comedor, es un encuentro de personas donde la amistad, el compromiso, las ganas de ayudar y la música están presente ante todo. Esta vez la cita era en Bernal, con un doblete en El Teatro de la Iglesia Don Bosco.

Viernes

Aunque el sonido no fue el de presentaciones pasadas, (en el último República Cromañón la banda había mostrado una faceta bien power) LA COVACHA salió airosa en la primera de las dos presentaciones que tenían pautadas en el barrio que los vio nacer. El primer recital tuvo vaivenes, momentos de alta calidad y variedad estilística y otros momentos en que el sonido fue el culpable de que la banda no haya mostrado su nuevo sonido pulido en el último año, separándose de aquel casi folklórico “Por el mismo camino” de 1998.

A eso de las 22:30 LA COVACHA estaba a la vista de todos. Los músicos entraron intempestivamente al escenario y arrancaron con los acordes de “Presagios al viento”, con una base de bajo impresionante a cargo de LISANDRO TIRANTI. La canción, que esta vez tuvo pizcas de un perdido hard-rock, intercaló algún que otro solo y una sobria poesía: “Pero el viento pronto cambiará/ son los pasos que van a volver/ son las manos las que golpearan, porque así es como debe de ser”.

Después llegó “Corre, corre”, el track 5 de la última producción “Detrás del cielo”, que no se despegó de la potencia que había comenzado unos seis minutos atrás con “Presagios…”; el final del tema fue un ulular tembloroso del guitarrista SEBASTIAN FERNANDEZ y el bajista LISANDRO TIRANTI.

Luego de la llegada de “La venda” y “Me juego la cabeza”, apareció “Adonde es qué voy?”, primer corte de difusión que en estos días comenzará a girar por todos los canales de música habidos y por haber. “Hoy, en este lugar” fue uno de los pocos clásicos que interpretó la banda, y digo pocos porque faltaron los que para los covacheros ya son canciones proverbiales, tales como “El sueño no tiene color” y “Dale y Dale”, pero que iban a disfrutarlos el sábado con una función a pleno, donde el sonido iba a estar acorde a las circunstancias.

Sonaron, una tras otra, una atrevida versión de “Cuando tú no estás”, (cover de EL TRI de México) donde se abrió un espacio aplanador en los brazos de HERNAN MONTEAGUDO, “Sacudirán”, y el himno “Venir andando”, que llevó al publico a gritar “vamos la cova, vamos la cova!!!” detrás de los rasguidos de la guitarra de JUAN SAUCEDO y los punteos de SEBASTIAN FERNANDEZ.

Más tarde arribó la seguidilla final con “Desterrado del cielo”, “White Trash” –canción de SUMO que ya forma parte del repertorio de la banda- y la siempre emocionante “Apago la luz”, dedicada a DIEGO, El GRAN MAGO. Fanático incansable de la banda que ya no está entre nosotros.

Todo fue así, vibrante, excitante y conmovedor, momentos que no dejaron espacio al análisis estricto de las canciones, ya que la banda fue un huracán arriba del escenario, fue el desenfado, mixturando y haciendo espacio a un reggae (“Le prestó la vida”) donde las guitarras sostuvieron la tensión rítmica, con habituales acordes a contratiempo, mientras el bajo interpretaba modelos melódicos muy agradables.

Cabe decir que LA COVACHA está creciendo. Y en estos últimos meses ha crecido bastante. Después de lo que significó para la banda este nuevo trabajo llamado “Detrás del cielo” y lo que representó para sus seguidores más fieles la llegada de un nuevo disco que venían esperando y que llegó después de seis años de aquella primera producción oficial, se ha creado una unión muy interesante entre los ejecutantes de la música y los encargados de hacer de un recital covachero una fiesta extraordinaria.

Por eso los shows de Bernal iban a ser especiales. No se permitía el ingreso de bengalas y de ninguna pirotecnia. A través de la página oficial se hizo conocer el pedido de los organizadores y se acató la medida. La fiesta se hizo sin ningún tipo de pirotecnia. Y aunque faltaron los colores, los recitales fueron realmente emotivos y arrolladores.

Sábado

La función del sábado fue más emocionante. Hubo mucha más gente que el viernes y el sonido cambió para mejor. Los músicos se mostraron más contentos y hubo un clima festivo arriba y abajo del escenario. Se hicieron algunos cambios en la lista, ya que abrieron el show con “Hoy, en este lugar”, para seguir con “Me juego la cabeza”, donde la voz dulzona de SALVADOR TIRANTI se hizo notar en la último verso de esa poesía solitaria. Siguieron después con “Adonde es qué voy?”, “Cuando tú no estás” y “La ironía más buscada”.

Casi promediando la hora de recital llegó “Vomitan”, candombe con base murguera que fue dedicado a DARIO SANTILLAN y MAXIMILIANO KOSTEKI, al cumplirse otro mes de sus asesinatos en el Puente Pueyrredón a manos de la Policía Bonaerense.

Sonó “Dale y Dale” -con el monólogo de SALVA preguntándose “¿Dónde juega LA COVACHA?”-, “El sueño no tiene color”. Temas que el viernes no fueron de la partida y que el sábado fueron realmente contundentes y tuvieron una alta dosis de pogo.

En “Me pongo la 10” se lució el bajista LISANDRO con un solo que rompió varias cabezas. LISANDRO TIRANTI es, sin dudas, uno de los mejores bajistas del país, no porque toque en una banda under (para decirlo de alguna manera) vamos a restarle mérito al pelilargo de Bernal, que con las cinco cuerdas demostró que puede entrar a esa Reunión Nacional: AZNAR-MALOSSETTI-ARNEDO.

Con “Desterrado del cielo” y “Apago la luz” –en este último, un nene de apenas 9 años subió al escenario a cantar toda la canción- concluyeron el doblete que tenían armado para el fin de semana en Bernal y así llevarlos el 16 de octubre a “LA TOMA”, fabrica recuperada por Las Madres de Plaza de Mayo en Rosario, y el 23 a República Cromañón de la Capital Federal.

Casi 1000 personas estuvieron presentes en el fin de semana de Bernal, escuchando a una banda que no para de gritar y hacer sentir fuertes los corazones covacheros. “Con los pies en el barrio, pero el grito en el cielo” dijo alguna vez SALVADOR TIRANTI. Eso es LA COVACHA: barrio, pasión y rocanroll.

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