RESEÑAS
Clavado en Niceto, un grito

Hacía tiempo que no veía a BOCHATON, un año o más quizás. Esperaba que el show del viernes en Niceto fuera un pequeño reencuentro más rockero que de costumbre. La versión acústica del cantautor es cálida y sobrecogedora, dispersa el galope rítmico y la energía para brillar desde la melodía guitarreada; no ofrece más que conmover con la palabra justa en la frase indicada y es más que suficiente. Pero mi ánimo en leve descenso necesitaba algo más de rock esa noche.
El típico recorrido biográfico por la “carrera” del artista dice que todo se inició de maravillas con los PELIGROSOS GORRIONES y aquel genial disco debut homónimo del ’93 y toda esa bola de “el nuevo rock” y “el grupo revelación”. Luego siguieron un par de disco más (”Fuga” y ”Antiflash”) que pasaron como quien da vuelta dos hojas, aún cuando llevaban escritas más de una canción inolvidable. Muy de repente y tras desconcertantes presentaciones en vivo, se asomó el final y otro grupo que prometía mucho, inesperadamente se fue como quien se va y no alcanzó. Fueron algo así como el “Bichi” BORGHI del rock nacional para traducirlo al lenguaje que le gusta a la gente.
Después FRANCISCO se animó como solista y debutó nuevamente con el disco ”Cazuela”, íntimo y solitario, pero un verdadero hallazgo y un avance en su búsqueda de la canción perfecta. Luego de editar los buenos Ep’s “Píntame los Labios” y “Mundo de acción”, hace dos años lanzó “Hasta decir palabra”, su último disco hasta hoy.
Volviendo a la cuestión, llegué a Niceto inesperadamente temprano para mí, suficiente como para ver a LOS LATIGOS. Musicalmente, era para destacar que se mostraran más versátiles que hace un tiempo, coqueteando con el glam rock por momentos (“¿Cuál es tu rock?”) y rasguñando superficies (tecno) pop típicas del rock modelo ’80 de acá y de afuera, con VIRUS como referencia inevitable y el agradable espíritu melerístico dando vueltas por ahí (“Desapercibidos” es, quizás, su canción más lograda).
Aún cuando ya cansa un poco el jugueteo con la ambigüedad sexual, que de alguna forma se volvió un cliché tan vacío del pop local como cualquiera de los criticados en el rock barrial, lograron por momentos letras interesantes (“No te expreses” y “Me inhibes”,) y canciones que cumplieron con su cometido de divertir y despertar el movimiento instantáneo. Entonces, en una especie de cadena evolutiva pop, digamos que LOS LATIGOS serían el eslabón perdido entre ADICTA y MIRANDA!.
Tras la breve pausa de rigor subió BOCHATON con la guitarra al cuello, liberado de la quietud del paso rítmico del bajo para soltar el cuerpo entre rasguidos de cuerdas. Y se lo veía más suelto, con ganas, más expresivo. Algo hablador, algo incoherente, sencillo y divertido. Largó con “El gorila” y después siguió con “Estacas” y “Flor de Locos”, con el grupo sonado impulsivamente rockero, volviendo al sonido de años atrás pero hoy, cargado de esa lírica surrealista ya típica en el cantautor, a veces tan clara, a veces tan encriptada (”tu cuerpo es un lugar sagrado/ no tiene marcas ni deseos / es una flor de locos”).
El show avanzaba así, acelerado y potente, aún en los temas más tiernos como la balada “El candado”, o el ruego solitario por una llave que abra el encierro y libere sonrisas como si fuera un milagro, así de fácil. Hasta la intimista “Pastillas celestes” se volvió atropellada pero sin perder sentimiento, en una versión de guitarra y voz que creó un momento único.
También hubo tiempo para tres temas nuevos que se encaminaban en el rumbo marcado por BOCHATON, y para algún recuerdo sacado a la fuerza y a las apuradas ante la insistencia del público, específicamente, la canción “Serpentina” (o una versión demasiado improvisada de ella), del segundo disco de los PELIGROSOS GORRIONES.
El final se acercaba con esos inevitables clásicos de pocos, canciones infaltables en cada show, como “Hojas de alcaucil” (el mejor tema dedicado a una verdura en la historia del rock nacional, sin dudas!), “Pinamar”, “Desayuno” y ese himno a la desazón que es “Cosas viejas”, dejándonos un recuerdo permanente.
Sin dudas, FRANCISCO BOCHATON se destaca como letrista y compositor con discos que superan y dejan atrás a mucho del rock local. Ahora vuelve a lucirse en vivo y las canciones crecen, respiran distinto. Se agitan y nos hacen agitar. Esperemos sea el principio de una serie musical que lo conduzcan a donde quiera llegar y donde lo podamos oír.
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