RESEÑAS

Crónica de un día agitado

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Tres y media de la tarde de un caluroso domingo en la maldita ciudad de Buenos Aires. El tren nos dejó en la estación Villa Ballester, lugar desde el que partiríamos hacia Chascomús. Tras preguntar donde quedaba la dirección que teníamos anotada en un papelito (y averiguar que quedaba a alrededor de 20 cuadras) nos dispusimos a buscar un medio de transporte que nos acercara.

Una parada de taxis llena -de gente y no de autos-, cinco agencias de remis que no disponían de coches y un colectivo que no llegaba fueron algunas de las complicaciones que se fueron sucediendo, mientras la hora pautada para el encuentro iba quedando atrás en el tiempo.

Finalmente, tras llegar y saludar a la banda partimos en una coqueta Traffic hacia Caseros, donde se cargarían los equipos y el resto de la banda. Una vez que todo estaba en el transporte, enfilamos hacia la ciudad natal de ALFONSIN (Cuando llegáramos al boliche, veríamos una farmacia y varios negocios más con ese ¿ilustre? apellido).

El viaje

Durante el viaje se fueron compartiendo historias, preguntas, dudas y música. A partir de ese momento RED HOT CHILI PEPPERS comenzó a transformarse en la banda de sonido del día, primero por comentarios sobre la banda, luego por sonar en la radio, y una vez en el lugar solo se escucharía un disco: el de los PEPPERS que fue repetido hasta el cansancio.

Una heladerita cargada de Rolito y….gaseosas (seguro esperaban que dijera cerveza, vino y demás bebidas espirituosas) hizo más ameno el viaje, además de apagar el fuego interno que más de uno tenía en su estomago.

La ciudad de ALFONSIN

Después de alrededor de dos horas llegamos al lugar donde sería el show. Los chicos de BAMBU habían tocado en la ciudad el pasado domingo junto a LA VELA PUERCA, por lo que la primera recomendación que recibí fue “no sabes las mujeres que hay acá”.

Así, mientras se terminaban de arreglar algunos detalles previos a la descarga de los equipos, nos dispusimos a mirar los diversos desfiles que se fueron sucediendo. Uno fue de sulkis, cuarenta y ocho carros fueron pasando, bellamente ornamentados y con sus conductores en sus mejores galas gauchas (Seguramente sería alguna fiesta local o algo por el estilo).

El otro, el de las hermosas niñas y no tanto, que pasaban por la calle. Y el último fue el de los ciclomotores, típico móvil de cualquier ciudad-pueblo que se precie de tal.

Luego de descargar los equipos y de abastecernos de algunos pebetes -no en el sentido “padregrasiano” de la palabra sino en el más estricto sentido alimenticio- irse a caminar, ir a chequear mails o simplemente sentarse a tomar el poco fresco que había, fueron las opciones para hacer tiempo hasta la prueba de sonido.

La prueba de sonido

Una vez de nuevo en el lugar, GUILLERMINA estaba probando sonido. Gritos por un violín (el de EDUARDO de ARBOL) que no se dignaba a sonar, demoraron la prueba. Eso sumado al calor que hacía dentro del lugar, hicieron que la tarde fuera interminable.

Después de la prueba de sonido, nos dirigimos a buscar algo que llenara nuestros estómagos. Desgraciadamente caímos en un restaurante que nos abasteció de inmensos pero duros sandwiches que harían estragos luego, sobre todo en el viaje de vuelta (estoy impedido de contar lo que pasó, solo diré que siempre lleven papel cuando salen a la ruta).

De pronto se hizo la hora de ir al lugar. Cuando llegamos la gente ya empezaba a hacer la fila para ingresar al show. Nos dirigimos hacia el camarín, donde ya estaban los chicos de ARBOL y GUILLERMINA. La postal de un cansancio provocado por la gira costera hacía pensar que se vería un show tranquilo, cosa que sabíamos que no sería así, ya que la descarga sería bien adrenalínica.

Camarín 1

Alguien entra al camarín y a la voz de “Bambú, Bambú” pide que le firmen el disco. “Es la primera vez que firmo un disco” diría el batero, pero no la última, ya que varios se acercaron al camarín antes y después del show para alzarse con una signatura. Incluso una chica mandó a un amigo a pedir si no le podían firmar su remera. Pese a los intentos no se pudo lograr que se cambiara en el camarín.

“Salen en diez minutos” avisan, y mientras terminan de arreglarse y de dejar los nervios atrás, se disponen a salir a escena, luego de un “ritual” con ronda y grito de “Aguante Bambú, fiesta, fiesta” incluido.

Para muestra basta un botón

“Muy buenas noches, nosotros somos BAMBU”, dijo MATIAS MARTINELLI -cantante de la banda- antes que arrancaran con “Vení”, el primer tema de su corto show. Con comienzo de bata, introdujeron el segundo, que sería “Venecia en Karma”.

La buena onda que se había sentido del público para con la banda antes de que tocaran se hizo carne en el recital, ya que bailaron y hasta cantaron algunos estribillos.

Contrariamente a lo que pregonaban los BEATLES, en “Empezar”, tema que combinó el ska y algunos fraseos de tango, el grupo cantó “yo no soy la morsa”. El turno del reggae llegó luego con “Remolinos”, en el que agradecerían “por estar acá, a los que vimos el domingo y a los que vemos ahora”.

El clima bajó un poco con “Un poco más”, en el que anticiparon que en poco tiempo saldrá “El botón mágico de la felicidad”, primer trabajo de la banda. Luego volvió la fiesta con “Romper el vidrio”, tema que oscila entre lo fiestero y lo power.

“Como siempre digo en este tema quiero que bailen y que una chica nos muestre los senos” dijeron antes de tocar “La ranita”, en un vano esfuerzo por lograr que alguna chica (pese a que una había prometido hacerlo) se levantara la remera.

El final de su set llegaría después de treinta y cinco minutos con “Lejos” y “Ballet”. Pogo y aplausos fueron la mejor recompensa de un público súper agradecido.

Camarín 2

Vuelta al camarín, euforia y alegría son las dos palabras que me vienen a la cabeza para describir ese momento. Mientras tanto, ARBOL se empieza a desperezar y GUILLERMINA se apresta a salir a escena.

Empiezan a aparecer las cervezas -por suerte- y nos saciamos la sed, hasta que los teloneros oficiales de toda la gira de ARBOL salen a tocar.

Huele a espíritu adolescente

Cuando faltaban veinte minutos para las dos de la mañana, la gente de GUILLERMINA, banda de la cantera del oeste que acompañó a ARBOL en toda la gira, salió al escenario a hacer lo suyo.

Temas propios como “Dime”, que será incluido en su segundo larga duración, se fueron mechando con algunos covers como “Procura”, “Give it away” y “Smells like teen spirit”. En algunos de los temas la gente de ARBOL subió como invitada.

Ya para ese entonces en el lugar ya había bastante gente. Menos de la esperada, pero la cercanía de fin de mes y el hecho que sea domingo, hacen que sea más comprensible. Muy lindas mujeres en el lugar hacen que el show sea tanto arriba como abajo del escenario, no sabiendo uno donde mirar.

Camarín 3

En el camarín ARBOL se estaba poniendo a punto para su show, dialogando y contando sobre la gira, anécdotas (pude saber porque PABLO no toca más la percusión y donde quedaron sus congas) y demás historias.

Otra ronda y ritual antes de salir a escena (que cabuleros que son los músicos), hacen que nos adelantemos a mezclarnos con la gente a ver el show.

Ya me voy…para la laguna

Puntualmente a las tres de la mañana, los ARBOL suben al escenario con el submarino que habían utilizado en El Teatro. Empezaron a sonar los temas de “Chapusongs”“De arriba, de abajo”– cuando la frágil valla empezó a ceder ante los empujones de la gente.

En “La nena monstruo” PABLITO ROMERO quiso, y pudo, bajar por la escalera del lugar “a lo M,EL ACOPLE compartió el viaje de BAMBU a Chascomús para presentarse en el boliche “Bolivian Blond” junto a ARBOL quienes realizarían el último show de su gira por la costa atlántica y GUILLERMINA. Aquí la crónica de 27 horas a puro rock»

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