Es para Garfield…

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El hueco en el escenario. Aquel tecladista petiso que se enfundaba en una remera de Superman cada vez que subía a tocar. ARIEL “GARFIELD” CALDARA era el más joven de LOS CABALLEROS DE LA QUEMA: tenía 24 años. El mismo que el 1 de agosto dijo adiós (chequeá Falleció ‘Garfield’).

El bombo de la batería cubierto por banderas alusivas, decenas de chicos con la remera del superhéroe. “Garfa: Gracias por haber sido”, declaraba una bandera.

IVÁN NOBLE sube a escena y explica que será el recital más difícil de sus vidas. Y no se habló más. LOS CABALLEROS acertaron en la difícil elección de no decir más palabras. De dejar un silencio en donde debía ir. Hubo gestos, miradas perdidas, caras conmovidas. Por primera vez aquellos personajes tristes que NOBLE bien sabe retratar, se encontraban sobre el escenario.

Entre bronca e impotencia

Al finalizar el show, JAVIER “EL NENE” CAVO tiró la batería con toda la furia ante el intento de contención de sus compañeros. Un saludo entre llantos y un telón que barrió la escena.

LOS CABALLEROS sonaron con crudeza, sonaron rockeros: eligieron temas viejos (que hacía mucho que no tocaban en vivo), como “Gusanos” y “Buenos Aires esquina Vietnam”. El público pasaba de la conmoción al fervor. De codearse con el llanto a los cantitos de aliento. “Que hasta los muertos deben resucitar”, cantó NOBLE en “Otro jueves cobarde”. El cierre llegó de la mano de “Mientras haya luces de bar” y “Carlito”.

Daniel, de 18 años, es uno de los que se puso la remera de Superman para ir a apoyar a la banda: “Está bien que toquen. Todos estamos mal, pero somos CABALLEROS hasta la muerte”, dice.

Ser del palo, dejar de serlo, venderse o traicionar. Todos términos que hoy pierden su sentido. Rock, pop, comercial o no. Todo esto carece de valor.

LOS CABALLEROS DE LA QUEMA tuvieron el inmenso valor de tocar en “El Teatro” a diez días de la muerte de su tecladista ARIEL “GARFIELD” CALDARA.

Diego Skliar. De la Redacción de El Acople